Enviamos postales a alguien que está lejos para describir la belleza de un lugar, el recuerdo de un viaje. Sólo que ahora, en lugar de un remitente, existe un nombre y la historia de su asesinato o desaparición. Es el nombre de un ausente que tiene seres queridos que luchan en una guerra contra el narcotráfico en Ciudad Juárez, Zacatecas, Durango, San Luis Potosí, Morelia, Oaxaca, Xalapa, Monterrey, Cuernavaca o Acapulco.
Los testimonios se entrelazan por el dolor que desencadenan en una serie de acontecimientos de corrupción y sensación de injusticia; la impunidad se expande como efecto dominó, se ven inmersos en más violencia, se ven orillados bajo amenazas a migrar e incluso puede costarles hasta la vida. Pero aun así se niegan al olvido, deambulan por las calles exigiendo justicia, sosteniendo lo que les queda: una fotografía de su ser amado.
Familias enteras han sido obligadas al silencio. La indiferencia a la que han tenido que acostumbrase miles nos convierte en cómplices. Es la muerte, la violencia y la destrucción de cientos de poblados sumergidos en el abandono en una atmosfera de nostalgia, miedo e injusticia.
Y es que la ausencia es algo a lo que nadie se puede acostumbrar, mucho menos cuando se trata de la ausencia de alguien al que amamos. Su recuerdo es sólo los que les queda durante el trayecto de esta ruta; en busca de respuesta a la palabra violencia sólo encontramos desesperación, dolor y desamparo.
Mónica González
Premio Nacional de Periodismo 2011 en la categoría de fotografía
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