23.9.12

CONSTELACIONES DEL LENGUAJE



Tanto el mundo como la realidad en que la que estamos sumergidos no son más que el resultado del proceso de nombrar lo que nos rodea: a través del lenguaje evocamos/describimos/definimos todo cuanto conocemos.

El proceso de nombrar constituye en sí la creación del mundo: el lenguaje como contenedor del universo. El lenguaje es la respuesta a nuestra necesidad por estructurar una experiencia, cualesquiera que esta sea (la percepción y definición de la relación tiempo –espacio por ejemplo) aunque ello implique, paradójicamente, fragmentar ese todo que nos envuelve, nos atraviesa y nos constituye. Somos pues lenguaje: estamos hechos a partir de las correspondencias entre el ser, la materia y el tiempo, y el acto de estructurar esos vínculos es el lenguaje.
Pero esta cualidad, la de unir conceptos para dar origen a la creación, no es exclusiva de la palabra, escrita o hablada. Y es que al decir lenguaje me refiero no solo a un idioma, sino a los distintos mecanismos y sistemas empleados para codificar  y decodificar información, sin importar cuán abstractos puedan resultar siempre y cuando se establezcan los vínculos entre los significantes y el significado dando lugar a un sentido que es además comunicable.

Pensar a la imagen en movimiento como un lenguaje constituye una de las más ricas tradiciones dentro del estudio del cine.
El lenguaje audiovisual apropia diversos mecanismos identificados con sistemas de expresión y de representación clásicos y pre-modernos, integrándolos a un proceso composicional que busca interactuar/traslaparse/coincidir con las estrategias perceptuales de quien observa. Sin lugar a duda, el proceso de creación de significado implicado por la imagen en movimiento constituye un activo espacio de encuentro donde se vinculan con extraordinaria sinergia el mundo interno y el externo.

Retazos de la introducción al cuaderno de trabajo "Constelaciones del lenguaje" del programa Injerto Ambulante 2011, escrito por Eduardo Thomas