13.2.12

el àpice


No te habrá de salvar lo que dejaronescrito aquellos que tu miedo implora;No eres los otros y te ves ahoraCentro del laberinto que tramaronTus pasos. No te salva la agoníaDe Jesús o de Sócrates ni el fuerteSiddharta de oro que aceptó la muerteEn un jardín, al declinar el día.Polvo también es la palabra escritaPor tu mano o el verbo pronunciadoPor tu boca. No hay lástima en el HadoY la noche de Dios es infinita.
 
Tu materia es el tiempo, el incesanteTiempo. Eres cada solitario instante.